
Querría llorar, pero no puedo, querría gritar, pero tampoco puedo. Intento refugiarme en la música, pero sólo me apetece escuchar aquella que refuerza lo que ya siento. No quiero ver películas, ni leer libros, no me puedo concentrar en hacer nada, pues pronto mi cabecita empieza a divagar sobre aquello que me atormenta.
Sé que maldecir lo que ya no tiene vuelta atrás no me llevará a ningún lado, ni siquiera hará que me sienta mejor. Por eso intento desahogarme un poco aquí, con estas palabras, liberando un poco la carga que arrastro. He intentado dormir con el fín de pasar estas horas lo más rápidamente posible, pero no consigo pasar de un duermevela en el que mi mente me sigue torturando una y otra vez con las mismas ideas, con los mismo recuerdos, con los mismos sueños que no podré cumplir.
Querría buscar refugio y consuelo en una voz amiga, pero sé que en estos momentos eso es imposible. He de conformarme con sobrellevarlo de la mejor manera posible, aguantando el dolor. Pero sé que eso no me hará más fuerte, todo lo contrario. La pena ahondará un poco más, haciendome sentir más sólo de lo que en realidad estoy.
No me queda más remedio, dejaré que mi alma siga llorando y que mi mente siga añorando algo que nunca sucedió. Cerraré los ojos una vez más y miraré a mi cielo interior, en busca de refugio y luz.
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