Esta noche, mientras practicaba un rato con el piano, una melodía volvió a mi memoria, una serie de notas que daban pie a una de las escenas que más me cautivó cuando era un crío. Escucharla de nuevo a día de hoy me vuelve a poner los pelos de punta, por varias razones. La primera era lo que esta película significó para mí en mi niñez. Junto a 2001, fueron mi primer contacto con un mundo de posibilidades más o menos reales, lejos de la ficción pura que implicaban otras películas como La Guerra de las Galaxias. Con esto no quiero decir que todas ellas no entren en ese marco de películas de ficción. Lo que quiero dar a entender es que 2001 me acercaba a una realidad cada día más y más próxima: la primera estación espacial, viajes a la Luna, una forma realista de cómo sería un posible viaje a un planeta "cercano"... Los primeros pasos de una astronomía cada vez menos futurista y más contemporánea. Por otro lado, Encuentros en la 3ª Fase daba un paso más allá. Nos ponía en cómo podría ser un contacto con una sociedad completamente distinta a la nuestra. ¿Qué podría acercarnos? ¿Cómo podríamos encontrar un punto en común? Y he aquí que las dos cosas que siempre me han fascinado más junto con la astronomía se daban la mano una vez más para formar una unión cuasi perfecta: matemáticas y música se entrelazaban para dar un punto de partida a un lenguaje universal, más allá de conceptos subjetivos.
Si bien en ambos casos hay, por supuesto, una dosis de imaginación y ciencia ficción considerable, debo destacar que lo importante de una película no es siempre su contenido, ni sus efectos, paisajes, música, la interpretación de sus actores, ... Ni siquiera la suma de lo anterior. Lo que realmente importa de una película es lo que nos transmite, lo que nos hace sentir, lo que despierta en nosotros. Sólo espero que este fragmento que os puse os diga al menos una pequeña fracción de lo que me dijo a mi.
No hay comentarios:
Publicar un comentario